El miedo a fallar
¡Que dilema!
Tranquilos… no vengo acá a hacer una “oda al fallo”. Tampoco vengo a decir que el fallo es terrible y nos desprestigia, ¡no! Vengo a tratar de ponerlo en su justa medida y contar las estrategias que tenemos para disimularlos cuando estamos actuando o presentando un trabajo a un cliente, jefe, etc.
Como mencioné en artículos anteriores, además de CFO en Snoop Consulting, soy mago profesional, me refiero a profesional porque la gente y las empresas me contratan y pagan para actuar y animar sus eventos.
Pues bien, ¿puede haber algo más posiblemente ridículo que un mago que falla?
El mago juega a ser un semidios, capaz de romper las reglas de la física con su arte, ¿cómo queda ese “semidios” cuando se le cae la carta que tenía escondida? ¿no pasa automáticamente a ser un chanta? bueno, la respuesta es que podría serlo, PERO NO.
Como bien dijo el gran René Lavand, “El público perdona un error, lo que no perdona es el aburrimiento”.
René nos recuerda que los errores son perdonables y que, en última instancia, muchas veces solo hieren nuestro ego. Debemos colocarlos en su debida perspectiva y no permitir que nos desanimen. Por ejemplo, un error de un mago al dejar caer una carta no es nada grave en comparación al error que podría cometer un cirujano durante una operación a corazón abierto.
¿Qué hacer cuando ocurre un fallo?
He experimentado situaciones inesperadas, como un desmayo en medio de una función, que requirió suspenderla, esperar la asistencia médica y luego retomarla con tacto para mantener el ambiente positivo. O bien, por un fallo técnico se me atascó un limón, que llevaba escondido para hacer aparecer, dentro de un vaso largo, de los de trago, y no tuve más remedio que hacer aparecer un vaso con jugo y con un limón incrustado, que no tenía ninguna explicación posible, regalándoselo a un espectador de primera fila al grito de “El primer objeto imposible de esta noche” y la lista es larga…
Entonces, ¿Que hacer?
Voy a dividir la respuesta en varias facetas:
- Estar preparado para el fallo, buscar soluciones.
- Actitud frente al fallo ¿Cómo reacciono?
- No mentir, blanquear.
Estar Preparado
El fallo generalmente toma por sorpresa, ya que no esperamos que algo salga mal. Ante esta sorpresa, que afecta directamente nuestras emociones, tenemos dos tareas: primero procesar la emoción y, y segundo, buscar una posible solución rápida, pues bien, si estamos ya preparados y predispuestos emocionalmente para tratar con el fallo EVITAMOS LA PRIMER PARTE dejándonos el camino mucho más limpio para enfocar nuestra mente en la parte segunda de buscar la solución sin quedarnos congelados y en pánico.
Me refiero concretamente a ensayar el error, pensar posibles situaciones durante la presentación que puedan fallar y tener previsto que acciones tomaría para corregirlas. Un ejemplo sencillo: si voy a dar una presentación con un PPT, tener las notas impresas en caso de que falle la computadora. Cuanto más control tengamos sobre lo que puede salir mal, menos impacto tendrá.
Luego también ensayar el error, pero a ritmo de show, o sea, durante el ensayo simular un fallo y tratar de sobrellevarlo “in situ”, ya sea buscando una solución improvisada o simplemente blanqueándolo con el público y continuar.
Actitud
Esta creo que es la más importante. ¡No angustiarse ni torturarse por haber fallado!
Como vimos en el punto anterior estar preparado es la clave, física y emocionalmente, física me refiero a que el cuerpo, tu cara, tus gestos, no caigan en la desesperación y eso se logra aceptando que es algo que pueda ocurrir. Y recordemos la importancia de este punto, pues como bien sabemos el mayor porcentaje en la comunicación es no verbal y los humanos somos extremadamente buenos interpretando los micro gestos del otro, por ende, si sentimos el fallo se va a transmitir.
Nuestro personaje también es clave. Si soy un mago que me paro en una actitud soberbia o desafiante con el público, el mismo no estará predispuesto a perdonar un fallo, incluso hasta lo pueden festejar como una pequeña revancha.
En mi caso particular, mi personaje es muy amigable, muy compinche, esto se debe a que yo entiendo la magia como un juego compartido, es algo alegre.
Durante el primer juego que realizo a modo de presentación ocurren una sucesión de efectos rápidos; en el medio de una fase del mismo, digo que es “especialmente difícil” aclaro que si fallo no importa total “ya me pagaron” de esta manera se genera una risa que relaja pero a su vez imprime en la mente de los espectadores de manera SUBLIMINAL la idea de que ante un fallo no ocurre nada de vital importancia
No mentir
Blanquear el fallo y por ese mismo mecanismo sacarle importancia, desestimarlo, descontracturarlo, licuarlo en la emoción. Esto ayuda a evitar la fijación en la memoria de largo plazo. Recordemos también que, como comenté en el artículo sobre la sorpresa, cuando estamos ante un hecho fuerte y sorpresivo la memoria tiende a fijarse más que ante un hecho nimio, por ende una estrategia también frente a un fallo es la de conseguir generar (si la rutina lo permite) una emoción distinta y rápida para que la memoria fije ahora esta nueva en reemplazo de la anterior. En magia lo tenemos claro y como justamente nos interesa que algunas emociones pasen a la memoria de largo plazo de los espectadores sabemos que luego de un efecto debemos dejar una ventana de tiempo para el proceso de asimilación, asimismo cuando el objetivo es que no recuerden algo lo pisamos con otra emoción para que se borre y pierda en la memoria de corto plazo.
Luego hay fallos y fallos, no es lo mismo un fallo en el inicio de un truco que la gente no sabe aún de que va, que un fallo en el momento de la revelación final.
Recuerdo que en una época cerraba los shows con un efecto muy potente de mentalismo el cual no debería fallar nunca, peeeero, alguna que otra vez el diablo puede meter la cola. Como el juego en cuestión era tan directo y fuerte no tenía sentido corregir un fallo sobre el final del mismo, ¿cuál era entonces mi estrategia? tener un juego igual de potente como final alternativo en mi maleta, o sea, en lugar de intentar ocultar el error, podemos abordarlo abiertamente y continuar con el espectáculo pues ¿quién en su sano juicio terminaría un show con un fallo?
En otro estilo de fallo se puede “fingir demencia y seguir” (que no es mentir), como en el ejemplo del extraño vaso de jugo con un limón encastrado que conté más arriba, hacer de cuenta que esa era la lógica de lo que iba a ocurrir y de última que quede como un “no entendí del todo” para el público, jugar con la ambigüedad cuando es posible.
Conclusión
Recuerdo que cuando me inicié en magia y todavía no actuaba para público, corría a leer cualquier capítulo sobre fallos en los libros de ilusionismo. Ahora, con más experiencia, puedo decir que es lo que menos me llama la atención, pues ya no me parece un tema dramático. Este cambio, entender este punto, fue el que me destrabó y me permitió poder presentarme frente al público con mayor seguridad y confianza. Fue literalmente un antes y después en mi magia.
- No me PREOCUPO por un posible fallo, me OCUPO para no tenerlos.
- El público no es nuestro enemigo.
- Tu cliente, jefe o cualquier persona a la que presentes un trabajo o proyecto tampoco debería ser vista como un enemigo. Precisamente, la sinceridad es un valor que los verdaderos líderes aprecian en sus colaboradores. Reconocer un error o decir “no sé” es un atributo mucho más valioso que intentar aparentar perfección. La transparencia y la humildad te permitirán construir relaciones de confianza y colaboración duraderas.
- No perder el foco de cuál es la finalidad de lo que estamos haciendo: ¿Hacia dónde llevamos el bote? Si yo estoy llevando un show adelante con el objetivo de lograr el entretenimiento por medio del asombro, pues bien, un fallo no debe desviarme de ese puerto, si yo me quedo torturándome angustiado por el fallo, esto se transmite al público y rompe la premisa original, entretener. Para problemas tienen la vida, cuando me llaman a mí es para soluciones.
- En el mundo profesional, la dinámica es similar. Imagina que presentas un proyecto importante a un cliente potencial. Si cometes un error y te quedas paralizado por la angustia y la inseguridad, ¿crees que transmitirás la confianza necesaria para que te encomienden el proyecto? Sin embargo, si ante un error mantienes la calma, lo gestionas con experticia y sigues enfocado en el objetivo, no solo mantendrás la confianza, sino que incluso la fortalecerás.
PD Un gran portero se hace comiéndose 400 goles, siempre que no sean en el mismo campeonato. -Amadeo Carrizo, el mejor arquero de la historia del fútbol.
PD2 A ver si encuentran el fallo, certero y doloroso, en la foto de portada de esta nota. Pueden escribirlo en los comentarios y burlarse de mí.