¿Recuerdas quién pronunció la frase del título?
No fue un neurocientífico, pero su definición fue igualmente precisa.
Nos hemos convertido en especialistas en crearla. Pero más allá del entretenimiento, ¿cuál es la importancia de la sorpresa para nuestra salud cerebral?
La sorpresa libera dopamina, ese neurotransmisor vinculado al placer y la recompensa, que también juega un papel clave en la concentración. Respecto al aprendizaje, la dopamina refuerza la memoria pues al inundar el cerebro con este neurotransmisor, genera conexiones neuronales más sólidas. Estas conexiones son cruciales para el proceso de aprendizaje, la memoria y la resolución de problemas, contribuyendo significativamente a nuestra capacidad cognitiva.
La dopamina, además, regula la duración de los recuerdos, influyendo en diversos aspectos de nuestro funcionamiento cerebral.
Es una emoción que, en principio, tiene una función defensiva. Frente a un peligro, la sorpresa nos permite suspender la acción que estamos realizando para orientarnos al evento sorpresivo y prepararnos para reaccionar, ya sea de forma positiva o negativa. La sorpresa es la primera emoción ante un hecho inesperado, pero su duración es efímera y pronto es reemplazada por otra emoción. Puede surgir por un sobresalto, placer repentino, susto, tensión/distensión, impacto visual, contradicción a los sentidos, risa, y cada una de estas sorpresas desencadenará luego una emoción específica.
Sí, muchas!. Un ejemplo cercano se encuentra en el capítulo 3 de “La neurociencia va a la escuela” del libro REC (2015) de Fabricio Ballarini, científico argentino. Ballarini llevó a cabo un experimento con más de 1600 alumnos en la provincia de Buenos Aires, donde descubrió que los niños que participaron en actividades sorprendentes en las aulas durante 15 minutos al día mejoraron su memoria en un asombroso 60% en comparación a los alumnos que no habían estado expuestos al momento sorpresivo. Este tipo de experimentos se realizaron en diversas partes del mundo, arrojando resultados similares. Incluso en adultos mayores que se exponían regularmente a experiencias sorprendentes, se observó un menor riesgo de desarrollar demencia.
Es crucial señalar que existe una ventana temporal para aprovechar el efecto de la sorpresa en la creación de memorias, y esa ventana es de 1 hora (antes o después) del hecho que quiero fijar como el momento de máxima captación. A medida que nos alejamos de la hora, la eficacia de la sorpresa disminuye, y después de las 4 horas, su impacto es nulo.
El resultado del experimento (60%) es general, pero cuando se estudiaron las respuestas más difíciles o complejas sobre el mensaje dado, solo un 20% del grupo no expuesto a la sorpresa acertó en sus respuestas. Este número aumentó en un asombroso 200% frente a los alumnos que sí estuvieron expuestos a la sorpresa.
Desde la práctica en la magia (validada por la neurociencia), sabemos que la memoria funciona de manera similar a la percepción, siendo fácilmente manipulable. Los magos tenemos la habilidad de influir en los recuerdos que se forman en la mente de los espectadores. El control de la atención se convierte así en una herramienta fundamental que empleamos para aprovechar las fallas cognitivas del cerebro y lograr el imposible. Dentro de estas herramientas, destaca la pregunta obnubilante, la cual les invito a explorar en mi artículo en LinkedIn: La pregunta obnubilante: una herramienta de magia
En nuestra época, donde la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa, la capacidad de sorprendernos se ve afectada. Todo es posible y, por ende, nada nos parece lo suficientemente sorprendente (o al menos, no tanto como en épocas anteriores). Recuperar esta capacidad de sorpresa es fundamental, y donde mejor se puede experimentar es en el efecto mágico, producido de manera minimalista, sin el respaldo tecnológico omnipresente. La magia nos desafía a dudar de lo que damos por sentado, de lo que vemos, de lo que pensamos, y nos enfrenta a un mundo artístico donde las leyes de la realidad se ven vulneradas. Desde mi experiencia, puedo confirmar que no hay expresión más hermosa que la sorpresa en un público de adultos. Pero más allá de eso, ¿en qué puede ser práctico para una empresa?
Por último, ¿recuerdas cómo empezamos? ¿Quién dijo la frase?
“Si perdés la sorpresa, perdés todo”
Aquí la respuesta
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